La interacción entre lo económico y lo político ha sido una constante en la historia de la humanidad, pero en la actualidad, el riesgo político se ha vuelto un elemento central para las empresas. Este concepto, que comenzó a ser considerado en el siglo XX, ha cobrado relevancia en una era globalizada y compleja.
En términos generales, el riesgo político representa la probabilidad de que los objetivos de una empresa se vean significativamente afectados por cambios en el entorno de los negocios originados por decisiones políticas. No es un fenómeno uniforme, ya que lo que puede ser un riesgo para una empresa puede no serlo para otra. Su naturaleza y magnitud son altamente variables.
Los riesgos políticos pueden ser divididos en dos categorías: macros y micros. Los primeros se refieren a los cambios en el medio ambiente político que afectan a todas las empresas, tanto nacionales como extranjeras. Por ejemplo, la implementación de una nueva legislación comercial puede tener impacto en diferentes sectores económicos.
Por su parte, los riesgos micro son aquellos que afectan a áreas o rubros específicos de las empresas. Una regulación que afecte a la industria energética, por ejemplo, puede no tener ningún impacto en el sector de la tecnología.
En el siglo XXI, las señales gubernamentales representan tanto riesgos como oportunidades para los entornos económicos. Las decisiones políticas en torno a la afirmación de valores o ideologías, la imposición de impuestos, las regulaciones y los derechos pueden tener un profundo impacto en las empresas. Al mismo tiempo, el panorama global, la macroeconomía y los tratados internacionales ofrecen un escenario dinámico y en constante evolución.
Las empresas deben estar alerta a estos cambios y ser capaces de adaptarse rápidamente. La habilidad para entender y responder a estos riesgos y oportunidades determinará en gran medida el éxito o el fracaso en el complejo entorno de negocios contemporáneo.
El riesgo político es una realidad con la que las empresas deben lidiar hoy en día. No es un concepto estático ni uniforme, sino que varía según la naturaleza y el contexto de cada empresa. Su correcta evaluación y manejo son esenciales para la toma de decisiones estratégicas y para la construcción de una empresa resiliente y competitiva.
En una era de interdependencia y globalización, el riesgo político se ha convertido en un elemento crucial en la gestión empresarial. Las empresas que sean capaces de navegar estos desafíos con éxito estarán mejor posicionadas para prosperar en un mundo cada vez más complejo y volátil.

Ismael Del Toro Castro, Consultor en Inteligencia pública, ex Alcalde de Guadalajara Jalisco y del municipio de Tlajomulco Jalisco, así como ex Diputado Local del Estado de Jalisco, actualmente dirige la empresa de Inteligencia pública PolitIQ.